Imagina esto:
Tu cliente recibe su mercancía. Todo parece correcto hasta que abre la caja… y se encuentra con moho, corrosión o producto estropeado.

¿El resultado?
- Una llamada de queja.
- Una devolución costosa.
- Un cliente menos en tu lista de fieles.
No importa que tu caja sea de alta resistencia o que uses el mejor film estirable: la humedad siempre encuentra el camino.
Y cuando lo hace, el que paga eres tú.
La solución que cambia el juego
Aquí es donde entra lo que muchos exportadores y empresas de logística ya están haciendo:
integrar desecantes de arcilla (clay) en sus embalajes y contenedores.
- 👉 ¿Por qué clay?
- Porque es más económico (y tus márgenes importan).
- Porque es más eficaz en trayectos largos (terrestres y marítimos).
- Porque es sostenible (cumple normativa UE, arcilla natural, sin tóxicos).
- Porque viene en formatos pensados para ti: Cargo Pack, bolsas y unidades adaptables al embalaje que vendas.
Lo que significa para ti como distribuidor
Con clay, dejas de vender simples cajas y comienzas a vender embalajes que garantizan entregas sin sorpresas.
Eso se traduce en:
– Menos devoluciones.
– Menos reclamaciones.
– Clientes más fieles (y dispuestos a pagar más por tranquilidad).
Un argumento de venta que tu competencia no puede copiar fácilmente.
La realidad es clara
Tus clientes no solo quieren “embalajes bonitos”.
Quieren que su producto llegue perfecto.
Y si no se lo das tú, alguien más lo hará.
Haz que tu catálogo sea la respuesta.
Integra desecantes de clay en tus embalajes y conviértete en el proveedor que elimina la humedad de la ecuación.